



Así he oído, una vez cuando el Buda vivía en Rajagriha. En el Pico del Buitre, estaba con doce mil grandes monjes. ...”
La palabra Así –Evam- se encuentra siempre al principio de los sutras. Así significa creer, creer en lo que va seguir. El que no cree dice ‘no es así’ o piensa ‘es mejor de otra forma’, el que tiene fe dice ‘está bien así’ y está contento.
Así he oído, es Ananda el que habla. Ananda ejerció de secretario de Buda durante veinte años. Dotado de una memoria prodigiosa, es quien recitó los sermones delante de los discípulos durante el primer Concilio después de la desaparición del Buda. La reunión de todas las enseñanzas formaron el Sutra-pitaka.
Directamente, el Sutra del Loto nos propulsa al Pico del Buitre donde una asamblea numerosa se encuentra reunida. No es cualquiera, aquí están todos los grandes discípulos del Buda que son monjes y monjas, bodhisattvas y Arhats. También Indra, rey de los dioses acude con su corte a escuchar la enseñanza, y a su lado están los reyes dragones, los genios, los garrudas, asuras, músicos celestiales, humanos y no humanos; hay miles y miles de personas que se postran y se quedan en silencio.
Levantamos los ojos del Sutra y en un instante de conciencia miramos nuestro mundo humano, solamente humano.
Vemos un mundo donde el provecho material se erige en la ley, a la que en el budismo se le llama Codicia.
El maravilloso Universo se está destruyendo poco a poco por la ceguera de los hombres, es lo que en el budismo se llama Ignorancia.
Creando falsas ideologías, el hombre se pone siempre en conflicto, provocando el miedo y la inseguridad, a lo que en el budismo se llama Cólera.
Codicia, Ignorancia y Cólera son los tres venenos que atan al hombre a una falsa edificación del mundo y a la construcción de una realidad ilusoria donde el protagonista es un ‘yo’, también ilusorio, que hace lo que le da la gana y olvida el Maravilloso Universo que es como una Flor de Loto.
Ahora, ni los hombres ni los dioses se postran delante de un sabio. Los dioses han muerto y los hombres no se preocupan por buscar lo que está más allá del mundo de sus pasiones. No buscan la realidad del mundo, que es pura y bella como la Flor Maravillosa.
El Buda se sienta en su zafu, empieza a practicar Zazen y entra en una concentración muy profunda. En este momento, un resplandor sale de sus cejas y la luz ilumina todos los Universos.
En estos Universos, la asamblea presente ve todos los Budas y los Bodhisattvas que están practicando la Vía. Algunos están enseñando, otros están ayudando a gente que está en dificultades, otros están haciendo ayunos, otros viviendo en las montañas practicando la austeridad. Miles y miles de Budas y Bodhisattvas practicando la Vía en miles y miles de mundos.
Entonces el bodhisattva Maitreya pregunta a Manjusri ¿Qué pasa? ¿Por qué Buda nos enseña estos mundos?.
Manjusri le explica que el Buda va enseñar la Ley que es buena al principio, buena en la mitad y buena al final.
Manjusri dice que hace ya miles de Kalpas que esta Ley existe y que está siendo revelada por los Budas del pasado. Es una Ley que pertenece al tiempo cósmico y los budas se suceden para hacer entrar a los hombres en ella. Además, Manjusri transmite a Maitreya la afirmación de que, en el futuro, él mismo alcanzará el estado de Buda.
Cuando el Buda emite una luz radiante eso significa que va enseñar el verdadero aspecto de las cosas, el verdadero Dharma en armonía con el orden del Universo.
El Buda que enseña el Loto de la Ley Maravillosa, no es la persona histórica de Shakyamuni Buda. Aquí, el Buda manifiesta el cuerpo eterno del Dharma o Dharmakaya, el cuerpo cósmico que incluye todas las existencias. El Buda que es, el mismo, naturaleza de Buda de todas las existencias.
Por supuesto, el Buda no puede dejar de tener la naturaleza de Buda, pero aquí, con su cuerpo expresa el Dharma que es la naturaleza de Buda de todas las existencias. Entonces el Buda se revela muy poderoso delante de los hombres. Sin embargo, no es un poder personal sino él de la conciencia cósmica y eterna de todas las existencias. Esta conciencia es naturaleza de Buda, Despertar supremo, y se transmite de buda a buda, Buda solo, junto con todos los Budas. El Dharmakaya es el cuerpo de la transmisión entre maestro y discípulo.
El Buda va hacer llover la lluvia de la Ley
y colmará a los que buscan la Vía;
si, entre los que buscan los tres vehículos,
algunos tienen dudas o añoranzas,
el Buda ciertamente se los quitará,
los disipará sin que quede nada.
Así acaba el Prólogo.
El Buda sale de su meditación, tranquilo y lúcido y el Loto de la Ley Maravillosa se pone a girar.